Hermanas Puerto y Zulma

05.07.2013 15:07

Dos religiosas entregan su vida a los más pobres de Cateura

Por Elvira Olmedo Zorrilla

En el convulsionado mundo en que vivimos, donde cada vez hay menos vocaciones sacerdotales y religiosas, es reconfortante conocer las experiencias de vida de dos misioneras de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, las religiosas María del Puerto y Zulma Díaz Martínez, que cumplen 25 y 52 años de vida religiosa, respectivamente, sirviendo a los pobres de Cateura.Las religiosas de los Sagrados Corazones viven con humildad a toda prueba en una precaria casa ubicada en el barrio San Blas de Cateura. Viven en la más absoluta miseria en un lugar donde hace falta de todo. Mitigan en parte tantas carencias con su espíritu de servicio a los más desprotegidos, digno de ser imitado especialmente por los administradores de turno de los bienes públicos.    


Sufren las mismas carencias de los más desposeídos del lugar. Curan las heridas de los enfermos en el Centro de Salud San Blas, cuando hay creciente del río Paraguay la casa que habitan también se llena de agua, llevan una vida sencilla, misionera, entregada a los designios de Dios.    

Zulma Díaz Martínez (48) cumplió este mes 25 años de vida religiosa. Misionó en Mozambique, Africa, durante cuatro años curando las heridas de los enfermos de malaria, meningitis y paludismo. Nos contó que le dieron por muerta muchas veces y Dios quiso que siga sirviendo a los más pobres del Paraguay, por eso la guardó de todo mal.    

"El pueblo de Mozambique me enseñó la humildad y abnegación, tienen una vida sencilla con muchas  carencias, pero son muy espirituales.

"Doy gracias a Dios por  mi vocación religiosa, porque gracias a ella puedo testimoniar que en cada persona necesitada está el Cristo vivo", nos dijo emocionada recordando la difícil misión de prestar servicio en uno de los continentes más pobres del planeta.    

La hermana Zulma, como más se la conoce en Cateura, resaltó que es lamentable que los padres fomenten poco las vocaciones sacerdotales y religiosas.    

"El amor al prójimo nos enseñó Cristo con su ejemplo de vida. Tenemos que orar por los jóvenes para que haya más vocaciones sacerdotales y religiosas. Que no caigan en drogas, depresiones ni desalientos, que Cristo sea el centro de sus vidas. Además que los padres acepten con alegría la bendición de Dios cuando un miembro de la familia es llamado a servir como sacerdote o religiosa" , significó.

Cocina solidaria    
    
Zulma Díaz trabaja con la Pastoral del Niño desde hace 4 años en la Vicaría Cristo Solidario del barrio San Blas de Cateura. También es coordinadora del comedor "Cocina Solidaria" del citado lugar, donde dan de comer a 860 personas.    

"Son 200 familias a quienes damos de comer diariamente. Pagan un precio simbólico de G. 1.000 por el almuerzo para que las personas aprendan a valorar lo que reciben por la gracia de Dios. A los que no pueden pagar, se les da sin inconvenientes. Por eso  todo es bienvenido en el barrio, especialmente carne, verduras, arroz, fideo, para dar de comer a más personas", resaltó Zulma, quien añadió  que las personas de buen corazón que quieran apoyar el emprendimiento pueden llamar a la casa de las hermanas al  teléfono 305-853.    

Dijo que el Paraguay es para ella como la segunda Africa debido a la indigencia de la mitad de la población.    

"Hay muchas familias que pasan hambre, necesitamos extender nuestro programa de Cocina Solidaria, pero sin apoyo económico de la población y las autoridades de turno es difícil", sentenció.    

Dijo que proviene de una familia numerosa y aparentemente pobre de Franco, sin embargo, nunca vivenció la indigencia hasta que vivió en Africa y en Cateura.

"Es  injusto vivir en un país tan rico en naturaleza, tierras fértiles, energía hidroeléctrica  y que miles de personas coman de la basura. Nunca supe que la gente vivía de esta forma hasta que llegué hace 4 años a Cateura", replicó  la religiosa misionera de los Sagrados Corazones.    

Reiteró que la familia paraguaya debe orar para que la mala distribución de la riqueza se termine y que millones de familias del país dejen de vivir en la miseria. "Las personas que tienen más dinero deben ayudar a las que menos tienen. El Gobierno debe generar más fuente de empleo para la gente pobre para evitar caer en la delincuencia,  inseguridad y en las drogas", significó.    

Por otro lado, dijo que está muy contenta porque el 13 de febrero pasado, 3 religiosas de los Sagrados Corazones profesaron sus votos temporales y perpetuos.     

Entregada a Dios    
      
María del Puerto Fernández de Toca, nacida en mayo en Cantabria, España, en 1933, llegó al Paraguay en 1966 para fundar la Congregación de los Sagrados Corazones.    

Hace 14 años vive en Cateura. Cumple 52 años de vida religiosa. Su trabajo es llevar la comunión a los abuelos enfermos que están en cama y no pueden acercarse a recibirla en la misa del templo.    

Al recordar a su familia, dejó evidenciar el brillo especial de sus grandes ojos azules y respondió que son 15 hermanos.

Su padre fue Juan José Fernández Bustillo, que era juez, y su madre María Jesús  Toca de la Puente, ama de casa que educó a sus hijos en un hogar lleno de espiritualidad.    

"Estaré donde el Señor quiera. Me gusta vivir con los que más necesitan porque ese es el ejemplo que nos dejó Cristo. Hace 14 años vivo asistiendo a los  ancianos enfermos en Cateura y me siento feliz de que Dios me haya elegido para este trabajo porque en cada  poblador del lugar está  Cristo necesitado, carenciado y sufriente", indicó.    

Afirmó que el padre Damián de Molokai, de los Sagrados Corazones, santificado como apóstol de los leprosos el 11 de octubre del año pasado, constituye un ejemplo positivo para los jóvenes que se sienten tocados por Dios y son llamados a servir como religiosa o sacerdote en la Congregación.